Aventurarse a caminar por avenida Juárez hacia la plancha del Zócalo de la ciudad de México es un viaje que sólo los más valientes y andarines residentes intentan los domingos. Esos domingos por tradición familiares resultan en multitudes bulliciosas que amenazan con engullir al que camina sin cuidado o sin rumbo. Más de 10 mil personas invaden cada séptimo día la pequeña porción de asfalto que separa Paseo de la Reforma de Eje Central.
El viaje comienza ligero, mentiroso; desde Reforma hasta el hotel Hilton encuentra uno personas dispersas. Hay algunos apostados detrás de sus puestos de fierro, a la caza de turistas o algún vecino con dinero que gastar; otros esperan impacientemente su turno para entrar al cajero Banamex mientras admiran amodorrados el edificio destinado al culto Cienciológico; los más valientes se aventuran por la calle de Balderas en busca de emociones fuertes. La mayoría sigue su camino hacia la Secretaría de Relaciones Exteriores.
A la izquierda comienza La Alameda a partir del Museo Mural Diego Rivera. A la derecha la plaza Parque Alameda marca el límite de tres cuadras en donde suele encontrarse viajeros de otros países; todos hospedados en el hotel Hilton. Después una cuadra que se antoja vacía, con un edificio que ha permanecido en reconstrucción durante más de un año. Unas cuantas estatuas que custodian el camino. Adelante, adelante.
Un techo de lámina sobre la acera para cuidar a los peatones de los pedazos que pudieran caer de la remodelación del local que alguna vez se llamó Salón Sol. Para tapar al menos por un momento los rayos de sol que caen implacables sobre las cabezas de la multitud que aparece casi por arte de magia al aproximarse uno a la Secretaría de Relaciones Exteriores. Es aquí que comenzamos la verdadera batalla.
Al frente una muchedumbre que impide el paso hacia la tierra prometida. Detrás el sol que se refleja burlón en el asfalto. Y a lo lejos el monumento a la Revolución, silencioso observador del bullicio capitalino.
Imagen: Notimex
No hay comentarios:
Publicar un comentario